Las lentejas carmesí son originarias de Turquía y se consideran una de las bases de la cocina en el cercano oriente. Estas se transforman en perlas doradas cuando están completamente cocidas y son ideales para preparar sopas en puré, platos como el Masoor Dal y guarniciones. También se dice que, en la historia bíblica de Jacob y Esaú, el trueque de la primogenitura de Esaú se hizo con un plato de lentejas carmesí.
De rápida cocción y sabor más suave, poseen una gran fuente de poder nutricional, son bajas en grasa y tienen un alto contenido de fibra que ayuda a aliviar el estreñimiento, además generan sensación de saciedad.
Mejoran el rendimiento intelectual ya que son ricas en selenio, zinc, hidratos de carbono, proteínas y vitamina B1, excelente fuente de fosforo, manganeso y ácido fólico.
Gracias a su aporte de hierro, ayudan a prevenir la anemia durante el período de gestación.
Al no tener piel, son más fáciles de digerir que las lentejas comunes, por eso se recomiendan a personas con problemas intestinales y gástricos.
Protegen contra el cáncer de mama y próstata porque regulan los niveles de estrógeno y testosterona.
Las lentejas carmesí son perfectas para una dieta vegetariana, sin embargo, son ideales para combinarlas con platos que incluyen derivados cárnicos grasos como panceta, chorizo o morcilla. Las lentejas rojas con una maravillosa opción para variar tus menús y preparar exquisitas recetas.